Una cosa que me preocupa mucho es que mis estudiantes, además de aprender a hacer cosas (webs, blogs, JClicks), reflexionen sobre el rol de las nuevas tecnologías en la educación, los cambios que éstas potencian y la necesidad de utilizarlas con objetivos pedagógicos claros y aplicados al currículum. Pero es que además, me gustaría llevar el debate más allá del sentido común. Me explico: todo el mundo tiene una opinión sobre de la educación y de la tecnología. No hay que hacer nuestra asignatura para decir que en la sociedad actual, hay que aprender y enseñar con las herramientas típicas de la era digita. Por esto considero tan importante que los estudiantes, además de realizar las prácticas, lean textos teóricos, debatan y compartan con el grupo lo que han pensado en grupos.
Me está resultando una grata experiencia la forma como organizamos las clases teóricas este cuadrimestre. He dejado de hacer clases magistrales. Los estudiantes se reúnen en grupos y les doy unas preguntas, como un guión de reflexión. Ellos las debaten y contestan por escrito. Al final de la clase hacemos la puesta en común del trabajo de los grupos y me llevo a casa los informes de la discusión de cada grupo. Los leo, reviso y se los entrego la clase siguiente. Intento no hablar demasiado, no monopolizar el turno. Pienso que si les digo que el profesor debe ser u guía en el proceso de aprendizaje, debo ser coherente con mi discurso. Lo intento y creo que de moment nos va saliendo bastante bien...
En las clases prácticas estamos en el punto de transición: las ideas de los proyectos web tienen que pasar del papel a la pantalla y los grupos están empezando a experimentar con Dreamweaver. ¡Deseemos ánimo y suerte a nuestros futuros maestros y que cojan el gustillo por trabajar con la tecnología!
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